La
reelección de Dilma en Brasil, definitivamente es un hecho histórico para
nuestra región. No sólo por el hecho de haber sido una elección reñida quu le
dio una ventaja apenas de 1,sino también porque las consecuencias que pueden
traer 4 años mas de gobierno de "izquierda" a nuestra región pueden
ser nefastas o pueden ser gloriosas.
Actualmente
Brasil, con sus casi 200millones de habitantes está viviendo lo que ya en
Venezuela hemos estado acostumbrados desde hace algunos años: familias
divididas por partidismo político, un poco de intolerancia y un país dividido
en dos tendencias. La primera es la que se mantiene apegada a una filosofía que
promueve mayor participación del estado en todos los aspectos de la vida del
país, y por otro lado, los que apuestan que una economía más liberal acompañada
de una movilización social que sea producto de la creatividad, el trabajo
y la inversión de capitales públicos y/o privados.
El
escándalo de Petrobras donde se han demostrado actos de corrupción por más de
10billones de dólares aún en la gestión de Dilma como presidenta de esa
empresa y el caso del "mensalão" en los tiempos en los que Lula
ejerció la presidencia golpearon fuertemente a los partidarios del PT (partido
de los trabajadores) en Brasil y eso quedó demostrado en las recientes
elecciones.
El
hecho de que estos casos sean públicos y están siendo investigados demuestran
una cierta madurez institucional de Brasil en relación a la región. Esas instituciones
podrían ser el punto de quiebre de este ciclo rojo- rojito de las presidencias
de la región al demostrar la tajante forma de colocar en la cárcel a una buena
parte delos privilegiados por el gobierno brasilero.
Los
hechos en los cuales coloco mis esperanzas para decir que el gigante puede
despertar y dar esperanzas a esta golpeada región es que estos próximos
cuatro (04) años de gobierno de Dilma
serán enfocados en mantener al PT en el poder, sin embargo, el Supremo tribunal
Federal (STF) que equivale al TSJ en Venezuela, puede, a través de sus
condenas, colocar una vez más en jaque al gobierno de Dilma y destinarlo al
fracaso consecuencia de sus propios actos o colocarlo en los carriles de la
corrección del modelo politico-económico.
Ya
Dilma da señales de cambios no tan populares, aumentó recientemente la
gasolina, quiere y llama a "dialogar", etc... nada que un presidente
en su sano juicio no debería hacer. Sin embargo, aun debemos esperar para
responder algunas preguntas como: será que Dilma tendrá el coraje de asumir el
costo político de la aplicación de las medidas que tanto criticó en la campaña?
Saberse en el mando de un país con tanto potencial para crecimiento económico y
con tan pocos resultados en años recientes le ejerce suficiente presión para
doblegar sus intereses partidistas y convertirse en estadista? Será que lleva
adelante el cambio político que le permitirá mantenerse en el poder? O será que
el STF le dará la lección de moral necesaria para poder ser presidente digno del
pueblo brasilero?.
Sea
como sea, lo que haga Brasil nos afecta a todos, lo malo de todo esto es que
aún dependemos de la buena voluntad de estas personas que al verse frente al
poder y no querer perderlo hace que hagan lo que sea por mantenerlo.
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