
En mi familia somos cinco hermanos - los cuales admiro, respeto y adoro
con todo mi corazón - y desde niños cuando hacíamos algo que estaba mal en casa
lo primero que se nos venía a la mente en forma simultánea y casi como una
especie de hipnosis múltiple era justamente decir casi al unísono: Yo No Fui! Como
era costumbre en esas épocas, la escena final, terminaba con mi querida madre
con una correa en la mano “aleccionándonos” a todos por igual por ser acusados
de cómplices. Eso era una forma de impartir justicia a la complicidad y no sabíamos! En la medida que crecemos y maduramos nos damos cuenta que debemos asumir las consecuencias de nuestros actos.
Al igual que la mayor parte de mi familia, yo nací en la cuarta, me gradué
de bachiller en la escuela pública sin pagar un centavo. Disfrute del vaso de
leche escolar. Fuí a hospitales públicos de la cuarta y después me gradué de Ingeniero Químico en una
universidad construida en la cuarta pero ya
en época de la quinta… Por todo esto, creo que no puedo decir que la cuarta es
la culpable de todos mis males!!!.
Así como nuestros libertadores fueron ilustrados por la revolución
francesa en su tiempo, los partidos en Venezuela que reinaron durante los
40años pre-quinta tuvieron su origen ideológico en los movimientos de base filosófica
socialista de la época (30s, 40s, 50s, 60s). Esto podría explicar – por lo
menos en parte- porque nosotros pudimos estudiar desde kínder hasta la
universidad en instituciones públicas que fueron construidas, confeccionadas y
estructuradas por el estado y países como Chile hoy en día aún luchan por
tener educación públicas.
Sin embargo, el modelo económico “social” asumido durante la bonanza
económica de aquella época (especialmente en los 70’s) fue tomando caminos complejos en el afán por
crear un “papá” estado que pudiese “ayudar” a nuestros hermanos más necesitados
excluyendo de forma clara lo necesario: Potencializar ese capital humano, crear
incentivos y mejorar valores como estudio, trabajo, solidaridad, etc. En
síntesis, el problema fundamental en aquellos días fue la creación de un mega
estado creado para ayudar al pueblo, que fue convertido en un beneficio
personal o de grupos generando como consecuencia cada vez más desigualdad. Allí
nos convertimos en una sociedad totalmente desorientada, mal informada, con
valores tergiversados y sin consciencia de nuestra razón de ser. En aquel
momento razón tenía Renny Ottolina cuando nos comparaba con el ganado apenas
para cruzar la calle.
Pues llega la quinta y que pasó? Primero
dijimos que la cuarta era una basura y no supimos distinguir entre que era lo
bueno y lo malo de la cuarta. Todo entró en el mismo saco de lo malo. Cambiamos
la constitución (lo cual fue favorable en muchos aspectos) y después dijimos
que no estaba tan buena y hasta fueron propuestas enmiendas profundas. Teoricamente dijimos que debíamos profundizar los planes sociales y “mejorar la distribución del
ingreso petrolero” para promover el desarrollo de nuestros hermanos más
necesitados, pero este modelo se basaba en una línea de raciocinio totalmente fracasada y que cada vez requería más y más dinero para
sustentarse.
Como dijo el inglés Edmund Burke en 1790: “Todo hombre que se aventure a derrumbar un edificio debe hacerlo con
una preocupación extrema, puesto que dicho edificio ha respondido en algún
nivel tolerable durante décadas a los propósitos comunes de una sociedad, y la
misma preocupación necesita si se aventura a construirlo luego sin tener
modelos y patrones de utilidad comprobada ante sus ojos.”
Justamente allí, en ese momento crucial de nuestra historia donde la
implementación de un modelo fracasado se hacía presente, podríamos decir que Dios
en “conchupancia” con el diablo (para no decir con el cartel de la OPEP) nos presenta el petróleo a un precio promedio de U$90-100/barril y, de pronto, una nueva
bonanza se hizo presente en nuestra realidad económica consolidando la base
para la implementación del mencionado modelo.
Después, todo se mezcló de forma astuta y se hizo una melcocha con la
ideología, la política y la economía, generando como consecuencia una economía
con grandes brechas, sin productividad, con alta inflación, con un
sector informal que nos roba los talentos, con pérdidas de valores sin
antecedentes, con represión social, con mayor pobreza educativa, con
amedrentamiento laboral, sin seguridad ciudadana y una situación cada vez más
absurda y compleja.
Pero al final nadie asume que perdimos de forma progresiva nuestras
instituciones económicas y políticas incluyentes y comenzamos a atacarmos continuamente de un
sector del país aotrocuando lo que realmente necesitamos es de aquel consenso que debe nacer de la unión de los venezolanos.
Peor aún, es que todavía hay quienes justifican estos graves errores del
presente aludiendo que en el pasado hubo las mismas condiciones (represión a
estudiantes, persecución, rosca en los ministerios, etc.) sin darse cuenta que
es como justificar el mal con un mal mayor y asumir al mismo tiempo que estos
últimos años son apenas una extensión de los otros 40años que tanto critican.
En un principio todo parecía claro y tenía sentido, estábamos frente a
una situación de desigualdad social crítica que ameritaba un cambio en la forma
como se estaba manejando el país. El modelo neoliberal proveniente del consenso
de Washington había fracasado porque profundizo progresivamente la desigualdad
y requeríamos mejorar el modelo económico para optimizar la calidad de vida de
los hermanos más necesitados para impulsarlos hacia el segmento
productivo formal del país.
De cara al fracaso de este nuevo modelo, hoy se nos dice que la culpa sigue siendo de los yankees, de los cubanos, de los chinos, de la cuarta, del neoliberalismo (abolido en Venezuela hace 14años), de los escuálidos y seguramente vamos a seguir culpando a todo el mundo: incluyendo al principito -aquel que vivía en su planeta cuidando una flor- que se veía en VTV en aquellos años y no me extraña que culparemos hasta a María la bollera…sí…la muchachita que en el mercado vende los bollos todos los días.
De cara al fracaso de este nuevo modelo, hoy se nos dice que la culpa sigue siendo de los yankees, de los cubanos, de los chinos, de la cuarta, del neoliberalismo (abolido en Venezuela hace 14años), de los escuálidos y seguramente vamos a seguir culpando a todo el mundo: incluyendo al principito -aquel que vivía en su planeta cuidando una flor- que se veía en VTV en aquellos años y no me extraña que culparemos hasta a María la bollera…sí…la muchachita que en el mercado vende los bollos todos los días.
A todas estas, Nicolás Maduro no parece realmente ser una persona madura
cuando continúa echándole la culpa a todos los demás y al no asumir su
responsabilidad frente a los hechos actuales y su verdadero papel en la historia
de Venezuela: transición de un modelo a otro. Pero, más grave aún es
que, por otro lado, no existe ni siquiera una mamá (TSJ) que pueda castigarlos a todos por
igual con una correa en la mano que se llame justicia y los juzgue a todos por cómplices.
Cuando Maduro madure tomaremos un camino hacia la transición que debió haber comenzado hace 15 años atrás, pero en nosotros está esperar que este proceso de putrefacción avance o unirnos acelerar dicho proceso por la vía pacífica y constitucional con el objetivo de promover esos cambios que tanto reclama nuestro país.
Cuando Maduro madure tomaremos un camino hacia la transición que debió haber comenzado hace 15 años atrás, pero en nosotros está esperar que este proceso de putrefacción avance o unirnos acelerar dicho proceso por la vía pacífica y constitucional con el objetivo de promover esos cambios que tanto reclama nuestro país.
Asumamos nuestra fracción de responsabilidad frente a nuestra realidad y
actuemos para tumbar el imaginario muro de berlín que nos divide o, de lo
contrario… sigamos quejándonos y esperemosal proximo Chavez del futuro!!
Jorvic Vital
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