Tantas horas de avión en mi
actual trabajo, la nostalgia de saberte siempre distante de la amada tierra que
te vio nacer (por aquello que yo llamo el auto-exilio obligatorio de los
jóvenes profesionales) y mi empeño en que en las páginas de nuestra historia
están, de alguna forma, las repuestas a las más frecuentes interrogantes como:
por qué estamos como estamos? o que debemos hacer para salir de este
atolladero? me ha promovido un deseo enorme por leer las distintas versiones de
nuestros hechos históricos trascendentales así como sus respectivos análisis.
Evidentemente no pretendo hacer ningún
análisis profundo desde el punto de vista histórico porque no soy una persona
facultada para eso, pero como cualquier ciudadano venezolano preocupado por su
sociedad, considero que tener una consciencia histórica de nuestras acciones
nos permitirá evitar cometer los mismos errores y no “inventar el agua tibia”
en busca de una solución.
De una forma general, creo que en
Venezuela todas las visiones e ideologías políticas que influenciaron el mundo
en los últimos 50años en el mundo han tenido su oportunidad. Así la tuvo el
Partido Comunista (PCV) y el MIR cuando actuaban clandestinamente (junto a
otros reconocidos partidos como AD y COPEI) para conspirar contra la dictadura
de Pérez Jiménez. Sin embargo, tiempo después comenzaron a promover
enfrentamientos políticos y algunas veces armados con el poder de turno en la
década de los 60’s básicamente por estar “embriagados” del aroma de la famosa
revolución cubana, la rusa y sus influyentes líderes. Una de las cosas que más
me ha llamado la atención ha sido las reflexiones de los antiguos militantes
del partido comunistas venezolano. Por ejemplo cito textualmente a Rafael Elino
Martinez quien fuera militante activo del PCV en la década de los 50’s, 60’s y
fue el responsable por la “Operación Caiman” que buscaba introducir armas
provenientes de Cuba, bajo la orden de Fidel, para acabar con la corta era
democrática e iniciar la lucha armada contra el gobierno como lo explica en su
libro “Conversaciones Secretas” [pág 139]: “…estábamos imbuidos en la peregrina idea de repetir mecánicamente la
experiencia de la revolución cubana y desechamos así la respuesta política y de
masas a las arbitrariedades gubernamentales, para lo cual existían amplias
posibilidades de adelantarlas en buena forma […] Con el correr de unos pocos
años pagaríamos bien caro nuestra miopía e impaciencia y nuestro afán, como
mencioné, de copiar mecánicamente la experiencia cubana, bien distinta de
nuestra realidad, en la cual no estaba agotado el camino civil y democrático
para la protesta social, política y de masas que se desarrollaba con sus
altibajos, en un sistema de partidos, de libertad, de progreso social, de
implantación de instituciones relativamente independientes entre sí constituidas
con basamento en la constitución del 1961, de la cual los comunistas
venezolanos fueron sus corredactores, integrantes de la fracción parlamentaria
del PCV.”
De una forma muy simplista, puedo
decir, que Venezuela ha entrado y salido varias veces en el juego de los
estados socialistas olvidando siempre que los estados que han sucumbido bajo un
estado comunista autoritario (incluyendo la antigua GRAN URSS) lo han hecho con
la implementación de la idea del socialismo como primer paso hacia su
destrucción.
Así también la tuvieron los
partidos llamados tradicionales (AD y COPEI) cuando después de lograr el apoyo
de las masas (a pesar del discurso populista, digno del chavismo y el madurismo
de hoy) fueron traicionándose a sí mismos y a los ideales que regían su
comportamiento hasta el 23 de enero de 1958. Todos sabemos que las “acciones
democráticas” y “socialcristianas” nos
llevaron a una situación económica y social tal que permitieron al renacimiento
de figuras mesiánicas como HRCF y, lo peor de todo, el regreso de los militares
al mando del país.
El afán por implementar un
desarrollo económico y social con base en el modelo del consenso
de Washington (otrora neoliberalismo) nos llevó al 27 de febrero de 1989 y de
allí al 04-02-1992 trayendo como consecuencia, como mencioné anteriormente, los
militares al poder, el camino emprendido por la reivindicación
social desde 1998 hasta nuestros días, nos ha llevado a todos a ser una presa fácil de los
inescrupulosos dirigentes como Fidel, Raúl y compañía, al ver una luz de
esperanza para cumplir su trasnochado sueño de expandir el comunismo
autoritario de la isla en la región. Fuimos simplemente una presa fácil de los
viejos tigres del mundo (china, cuba, Iran y la exURSS) implementando los
modelos también fracasados una y mil veces en otros países. Con la
pequeña diferencia que de todos los estados llamados socialistas en la actual Latinoamérica,
somos el país con la mayor ignorancia gubernamental y, para eso, basta dar una
ojeada a los índices inflacionarios, de crecimiento, proyecciones de crecimiento, de desempleo formal, etc de venezuela en comparación con los países de la
región.
Entonces en este marco de
infelicidades y de modelos aplicados a la ligera hemos caminado por más de
50años con la esperanza de tener un trabajo digno, un lugar para vivir
dignamente, estudiar algo que permita alinear nuestros talentos con las
oportunidades de empleo, salud y finalmente alcanzar la felicidad.
Tal parece que la felicidad ha
jugado a las escondidas con la sociedad venezolana, sin embargo, la esperanza
está sembrada ya que nos tocó vivir lo peor de ambos lados (neoliberalismo
vs el catastrófico socialismo/comunismo). Pues tal parece que el primer paso
para cumplir los objetivos de ser felices es ponernos de acuerdo.
Una sociedad
alcanza un adecuado nivel de desarrollo cuando existen instituciones maduras (en el explicito sentido de la palabra) desde
el punto de vista económico y político que generen incentivos para que la
sociedad funcione de manera cohesionada. Tal como lo dijo Arturo Uslar Pietri
en una entrevista que se le realizara hace ya algún tiempo atrás: “…Venezuela es un país políticamente muy
inmaduro […] El verdadero tema central que debería ser tema de discusión en
todas las escuelas es que este es un país vulnerable, un país improductivo […]
Si algo presenciamos, fue el fin de las ideologías. El mundo estuvo envenenado
de ideologías hasta ayer y hoy en día no hay ideologías en el mundo. Hoy en día
no hay propuesta mágica en el mundo. Hoy en día no hay sino trabajo, producción,
organización […] aquí estamos discutiendo por ‘Pedro’ o por ‘Juan’ pero no
estamos discutiendo la viabilidad de un proyecto nacional…”
Pasamos de dictaduras militares a
la era democrática y de allí al socialismo del siglo XXI y aún tenemos la tarea
pendiente de organizarnos y ponernos de acuerdo SIN IDEOLOGÍAS sobre a donde realmente queremos ir conforme
nuestras capacidades, recursos y capital humano. Allí es donde debe radicar la verdadera
valentía de nuestros dirigentes.
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