Fortaleza, CE – Brasil.
12 de Febrero de 2014 – 02:00am.
Ya a estas alturas,
todos sabemos que hoy 12 de febrero de 2014, quedará marcado como un día importante
en la historia contemporánea de Venezuela, no sólo por la propia celebración
del día de la Juventud sino por lo que ha representado en relación al
re-encuentro de los diferentes sectores que quieren manifestar su descontento
con la situación actual que vive el país consecuencia de la ignorancia
politico-económica de quienes actualmente gobiernan en Venezuela.
Desde lo lejos, en nuestra rutina
laboral, quienes no vivimos en el país (por formar parte de la estampida migratoria
de los últimos años) acompañamos por las redes sociales todo lo que estuvo
ocurriendo, tal vez por ese mismo afán de querer volver y aportar en la
construcción del país que todos nos merecemos.
La mayor parte de la mañana
transcurrió con la expectativa y el TEMOR
incesante de no atreverme responder la pregunta: que va a pasar? Sabemos que
los movimientos sociales dignos no son bien recibidos en Venezuela, y mucho
menos en el gobierno actual que no resiste ningún análisis politico serio de
parte de cualquiera que objete sus decisiones. La situación se hace más preocupante
porque también cada uno de nosotros tiene familiares que están levantando su
voz y rezamos para que vuelvan a casa sanos y salvos.
Sin embargo, horas después la ALEGRÍA toma posesión de una buena
parte de mi pensamiento al ver fotos del conglomerado de personas (VALIENTES y
DIGNAS) que se reunieron para apoyar a los estudiantes en su reclamo por la
libertad de compañeros y por las ya inaceptables condiciones en las que se
encuentra nuestra sociedad en relación a abastecimiento de alimentos, salud,
educación, empleo, SEGURIDAD, etc. Si bien, en el pasado hubo malas jugadas con
las marchas y contra-marchas que también terminaron en derramamiento de sangre,
en esta oportunidad se sentía (muy a la distancia) la legitimidad y se nutría la
ESPERANZA de un pueblo que definitivamente
está decidido a no aceptar las imposiciones y por supuesto mentiras de este
gobierno.
De forma pues que, a la distancia,
nos solidarizamos con esta movilización, especialmente cuando vimos la
necesidad de re-transmitir sus mensajes via redes sociales ya que las cadenas
televisivas y de radio no estaban dando la importancia a los hechos históricos
del día de hoy o mejor dicho tuvieron que acatar la orden calculada,
censuradora de CONATEL que solicitó formalmente no transmitir imágenes de las
movilizaciones referidas. Pero lo importante es que las personas que se
movilizaron no estaban sólos y de alguna forma quisimos hacerle ver que, a lo
lejos, los apoyamos.
Sin embargo, como es costumbre en
este gobierno, este día histórico termina con un estudiante muerto y algunos
heridos. Tal parece que al gobierno le importa poco la forma como teóricamente
son disueltas las manifestaciones en contra del artículo 68 de la constitución
que reza textualmente: “Los ciudadanos y
ciudadanas tienen derecho a manifestar, pacíficamente y sin armas, sin otros
requisitos que los que establezca la ley. Se prohíbe el uso de armas de
fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. La
ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el
control del orden público”.
Ante una institución judicial que
no hace valer la constitución comienza a tomar terreno la IMPOTENCIA y otros sentimientos que desde pequeño nos enseñan a
desechar. Y es justamente allí donde comienza el círculo vicioso donde estamos
metidos. Una represión policial o acción de colectivos como Tupamaros que
genera una muerte y adicionalmente queda impune institucionaliza la violencia como
una herramienta posible en una sociedad que ya está, de por sí, dominada por el
salvajismo de los delincuentes. Estos mismos delincuentes obtienen las armas
que el gobierno compra (de alguna forma) e implementan sus leyes, es decir, dictan
la política con la cual vivimos. Si esto es así, queda demostrado el fracaso del
gobierno en ejercer la política real de este país para hacer valer nuestros
derechos constitucionales. Al gobierno súbitamente en una tarde histórica como
ésta se le olvida (o simplemente omite) que la política no es más que una rama
de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad
libre, compuesta por hombres y mujeres libres, resuelve los problemas que le
plantea su convivencia colectiva.
Entonces si una sociedad teóricamente
“libre” sale a la calle a expresar su inconformidad por las condiciones con las
cuales vive y lo hace de forma pacífica, no existe la menor duda de que está exigiendo
sus derechos conforme a nuestra política como país, mientras que por otro lado,
el gobierno no cumple su parte del trato que es resguardar la seguridad de los ciudadanos y cuestionar, castigar y condenar
la forma como los cuerpos de seguridad (o sus adjuntos colectivos) ejercen el
control del orden público.
@khanvital
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